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sábado, 3 de septiembre de 2016

MORFEO


"A veces no logro dormir... Es terrible no poder pegar el ojo, sabiendo que aquello bajo la cama no se agota y está esperando que el sueño me derrote".
Estaba escribiendo un libro con relatos que presumía de terror, poco a poco me percaté que no solo era un terror sobrenatural, sino que además se basaba en aquellas cosas que surgen de la mente de cualquiera afectado por el insomnio, aquellas que específicamente se escapan de la cordura que se hace dudosa en esos momentos en que no se sabe si es de noche o madrugada y explorando un poco más, me fijé que incluía aquellos reflejos de la pesadilla más recurrente que acompaña el ataque más vil de la parálisis de mi sueño. Esperaba convertirlo en ese libro, pero varias de las personas que por alguna razón se infiltraron en mis archivos me pidieron que las hiciera públicas, y me sonó la idea. Entonces aquí les dejo la línea "INSOMNIO Y OTROS TERRORES EN MI CABEZA".


MORFEO
marcianosmx.com
Comencé a escuchar los ruidos justo a las 12:00 de la noche, ni un minuto más ni un minuto menos. No me estaba sintiendo bien, por lo tanto no era nada difícil que cualquier cosa me despertara. Abrí los ojos y me encontré de lado, acurrucada como cada vez que me duele el estómago. Dejé que mis pupilas recorrieran el lugar en medio de una lejana sensación de somnolencia. La oscuridad había convertido mi habitación a lo más parecido a la boca de un lobo, o al menos, así me la imaginaba: negra y profunda. De verdad que el refugio de una princesa puede convertirse en la más lúgubre cueva de monstruo cuando lo gobiernan las tinieblas.
Hice otro recorrido ocular, tratando de desmembrar las sombras que jugaban a ser cualquier cosa, menos lo que realmente eran. "Nada", le susurró la valiente chica a la que estaba a punto de recordar que papá que no estaba en la casa donde ella se encontraba sola con unos ruidos extraños.
- No pasa nada ... ¿si ves? Nada -

Intenté no caer en cualquier divagación taciturna que no solo me distrajera del ligero temor que ya me había invadido, sino que además me arrancara del sueño que estaba necesitando. Los parciales en la universidad para los cuales no había estudiado, el dinero que me faltaba para comprar la nueva laptop ... los chismes sobre las aventuras  infieles de mi novio ... las estupideces pronto llegron, pero también el agotamiento comenzó a hacer efecto, haciendo que mis párpados se convirtieran en pesados trozos de roca.
De repente, unos toques contra algo de madera me hicieron sobresaltar, apreté con mis manos el borde la sabana y me cubrí por completo, como si la tela se convirtiera automáticamente en una fortaleza de cemento y meta, y dentro de esta me encontraba, agudizando mis oídos, tratando de encontrar el origen de lo que parecían pasos suaves intercalando con golpes más firmes, "minúsculos" pero firmes. Obligaba a mi cabeza a mantener el silencio dentro de ella para poder escuchar, pero el desbocado latir del lado izquierdo de mi pecho no colaboraba.
Lentamente hice a un lado la sábana que me cubría y saqué la cabeza, solo un poco por debajo de los ojos, como si me asomara desde una trinchera, y efectivamente podía serlo si me resguardaba de lo que me estaba causando temor. El sudor había comenzado a escaparse de los poros en mi frente, recorriendo un camino que se ocultaba tras mechones de cabello que reposaban sobre la mejilla.

www.taringa.net
Fuera y alrededor de mi cama todo era oscuro y el silencio reinó de nuevo, uno de esos que no le gusta a nadie, porque es igual a que el tiempo, el mundo, la vida ... todo, se detuviera. Y esa ausencia de todo me agobió, mi mente hundida en el miedo deseó que el silencio ya no fuese más y lo que pidió se cumplió, los ruidos que me tenían en vilo reiniciaron y ahora más cerca, justo en la dirección de mi baño, cuya puerta comenzó a abrirse pero sin el chirrido propio de las películas de terror, sino más bien como el sonido de un patín haciendo un corte suave y extenso sobre la superficie  del hielo.
La pieza de madera se hizo a un lado por sí sola para dar paso a más oscuridad interrumpida levemente por el reflejo de la luz de una bombilla a través del pequeño tragaluz en la pared. Mi corazón estaba a punto de escapar del pecho, las manos comenzaron a temblar sin control, entre cerré los ojos en un intento por aclarar más el panorama y así pude ver como una silueta pequeña, un poco más alta del nivel del suelo se iba materializando con un andar elegante. Sentí que lo que fuese esa cosa, se acercaba y me observaba. Solo bastó un segundo para pasar de un atentado cardíaco fulminante a un suspiro profundo de alivio cuando "la cosa" maulló y supe entonces que era Morfeo, mi gato de pelaje atigrado gris y negro que de un salto subió a la cama. Lo sentí extraño, agobiado. No había terminado de calmar mi susto previo cuando recaí paralizada por lo que se estaba poniendo en pie ante mis ojos: una sombra descomunal, casi humanoide que se coronaba con un par de orificio que contenían lo que parecían unos ojos rojos y brillantes. Parecía humo oscuro sólido, que lograba destacarse de entre la cubierta negra de la noche. De nuevo el temblor, ahora no solo en las manos sino en todo el cuerpo, olvidé la estrategia de la sábana protectora y solo atiné a tomar al minino y traerlo contra mi pecho. Imagine mi rostro desencajado por el terror, los ojos abiertos como platos por encima de mis labios temblorosos. 

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La gelidez del horror se aglomeró en mi estomago que se contrajo con fuerza cuando la sombra de enrojecida mirada abrió un espacio que primero parecía una línea nítida y luego dio la confirmación de ser una boca cuando aparecieron dos anchas hileras de filosos dientes construyendo una macabra sonrisa. Dio un paso adelante y un calambre recorrió mi cuero cabelludo, humedeciéndolo con sudor ... un segundo paso y sentí que mi pecho se detenía y los pulmones dejaban de llenarse de aire.
Eso levantó lo que parecía un brazo, un tentáculo, no lo sé, con lo que señaló:
- Por favor, ¿me devuelves mi cena? -
Y Morfeo maulló tan suave y lastímero, como suplicando que no hiciese caso de la petición de la sombra.
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