Este blog no tiene ánimo de lucro y su intención es promover el gusto por la lectura.

sábado, 3 de septiembre de 2016

SUPONGAMOS QUE...


Alejandra tiene 16 años de edad, estudiante de 10º Grado de Secundaria y Auxiliar de Enfermería. Posee un talento impresionante de expresar sus sentimientos a través de las letras, logrando una gran sensibilidad que incluye también sus momentos de frustración e ira. 
Ella devora literatura de manera sorprendente, es más, no ve Televisión y pasa sus momentos de soledad compartiendo con obras literarias que no son realmente habituales en la mayoría de los jóvenes.
Como todas las personas tenemos demonios internos, Aleja ha aprendido a combatirlos con estos productos literarios y se encuentra en proceso de terminar un libro en el que hace gala de la forma en visualiza la realidad.
Hoy nos comparte en la línea "AMIGOS ESCRITORES" una de sus primeras letras vivas dispuestas al público. Si quieres seguir a Alejandra:
Instagram: @aleja_cortina



SUPONGAMOS QUE...
"Supongamos que ... no te echo de menos y que tu recuerdo no viene hacia mí cada vez que el viento acaricia mi piel y despeina mi cabello.

Supongamos que ... no extraño el antaño junto a ti y los latidos descontrolados de mi corazón cada vez que tu cuerpo se aproxima al mío.

Supongamos que ... borro de mi mente, semanas y meses amargos a la memoria y que regreso a ti cuando me lo pediste; que mis lagrimas nunca cayeron desbordadas por mis mejillas cuando mi alma no pudo soportar más el suplicio que causaba tu nombre.

Mis diáfanos sentimientos hacia ti se han convertido en un turbio y seco manantial que espera con ansias la llegada de las lágrimas del cielo que hacen el papel de lluvia para poder colmar su interior nuevamente, con las puras aguas celestiales y así poder resurgir de la sequía.

Digamos que envío este último mensaje que escribí para ti una noche de borrasca, mientras que el bullicio de las gotas de agua que caían sobre el techo maltrecho y magullado de mi habitación, hacía que en mi pecho se marchitaran las alas de las últimas mariposas que quedaban vivas dentro de mí y que llevaban escrito tu nombre en el respaldo de su cuerpo.

Me encolerizo conmigo misma cada vez que tengo que echarte de mi mente como si fueras un vil cleptómano que se ha robado la corona del reino más grande del universo...
Cuando pisas los bordes de mi mente, cuando tus imágenes comienzan a desparramarse a mi alrededor como si alguien hubiese abierto alguna válvula de escape interna; cuando imagino que la luna es un espejo y que tus ojos, tus hermosos ojos cafés, me pueden ver a través de ella con tanta perspicuidad que parece real.
Entiendo que te has robado mi Ser y el árbol de tu existencia ha suplantado mi lugar en mí.
Alejandra C.

El uso de la imagen, los links de las redes sociales y el contenido literario de esta entrada han sido publicados con la autorización de su propietaria.
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